Las
tarjetas de presentación son, hoy en día, indispensables para cualquier empresa
o trabajador, es una forma efectiva para conectarse con futuros clientes.
Por su
cotidianidad, mucha gente no les da la importancia o no valoran el peso que
éstas tienen. Olvidan que ese pequeño pedazo de papel no solo
representa una forma de abrirnos paso a oportunidades de trabajo, es sobre
todo, un saludo al mundo, una forma más de decirle al mundo quiénes somos,
cómo trabajamos, si somos dedicados, o qué tipo de imagen estoy
proyectando hacia mi futuro.
A todos nos
ha pasado, que de las tarjetas
entregadas sólo un pequeño porcentaje llega a su destino, si es que en el
trayecto no se pierden, traspapelan o simple y sencillamente no necesitaron
nuestro servicio y se olvidaron en algún cajón. Esto hace también que la gente
piense que no tiene mucho caso invertir en las tarjetas de presentación, lo que
no saben es que dependiendo de cómo estén diseñadas y qué terminados
tengan, es más factible que éstas se queden no solo en el bolsillo o el
tarjetero del cliente, sino más allá, en su mente
Las
tarjetas de presentación es como tu arreglo diario, diario nos bañamos,
vestimos y peinamos para ir a trabajar, eso es la tarjeta de presentación, es
la forma en cómo te ves en el mundo laboral, es una extensión de ti.
Imagina tener una apariencia impecable y entregar una tarjeta
sucia, de baja calidad y mal impresa, eso va hablar no sólo de lo desorganizado
que eres, sino que aparte no inspirará confianza tu trabajo o empresa,
plantando la idea de que no eres pulcro con tu trabajo, ni cuidadoso o
dedicado.
Así que si piensas hacer o rediseñar tus tarjetas de presentación,
no lo veas como gasto, velo como inversión
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